El 15 de noviembre en Madrid, se vivió un debut inesperado en el mercado bursátil con la llegada de Cox, un grupo especializado en infraestructuras energéticas y tratamiento de aguas. En su primera jornada, la compañía experimentó una caída superior al 7%, comenzando en 10,23 euros por acción, el precio más bajo establecido en la horquilla de su salida a bolsa.
Al final de la jornada, las acciones de Cox cerraron a 9,5 euros, marcando una depreciación del 7,05%. Este descenso refleja el nerviosismo del mercado frente a un estreno que prometía, pero que rápidamente se tornó en un desafío para la empresa, que contaba con una capitalización de aproximadamente 810 millones de euros.
Cox había fijado su precio inicial en 10,23 euros, el mínimo de un rango que abarcaba entre 10,23 euros y 11,38 euros por acción. Al inicio de la sesión, un ligero incremento del 0,1% llevó el valor a 10,24 euros, sin embargo, esta breve alza fue rápidamente revertida. La situación se tornó más dramática, llegando a registrar en algunos momentos del día caídas de hasta el 14%, alcanzando un mínimo de 8,7 euros por título.
En un acto simbólico que tuvo lugar antes de sonar la campana en la Bolsa de Madrid, el presidente y fundador de la compañía, Enrique Riquelme, subrayó la relevancia del día para Cox, afirmando que representaba un "nuevo comienzo" para el grupo. Riquelme comentó sobre la importancia de este paso en la afirmación de la empresa en dos sectores vitales en claro crecimiento: el agua y la energía.
El empresario destacó la preparación de Cox para avanzar hacia un crecimiento sostenible y su capacidad de adaptación en un entorno cambiante. En sus palabras, el equipo de la compañía se siente "más profesionalizado y sólido financieramente", lo que, según él, les hace una empresa más accesible y comprensible para los inversores.
Por su parte, David Jiménez-Blanco, vicepresidente de BME, dio la bienvenida a Cox afirmando que su llegada a la bolsa aporta una diversidad sectorial necesaria al mercado español. Jiménez-Blanco celebró este ingreso, asegurando que la compañía ahora tendrá acceso a la reputación y financiación que solo las empresas cotizadas pueden ofrecer.
Con este debut de Cox, ya suman tres las empresas españolas que han avanzado hacia la cotización en la Bolsa en lo que va de 2024. La primera fue Puig el pasado 3 de mayo, marcando la mayor oferta pública de acciones en Europa ese año, y recientemente, Inmocemento, una filial del grupo FCC, se unió a la lista. No obstante, Europastry se quedó en el camino tras intentos fallidos de debutar en el mercado.
En una decisión estratégica, el martes anterior a su salida, Cox optó por reducir el tamaño de su oferta pública inicial a 175 millones de euros, en vez de superar los 200 millones inicialmente contemplados. El ajuste en su oferta incluyó la modificación del número de acciones a emitir, reduciendo la cantidad total que pasaría a entre 15,37 millones a 17,10 millones de títulos, en contraste con la cifra original que era de 17,57 millones a 19,55 millones.
Los fondos recaudados se destinarán a cubrir parte de las necesidades de capital para proyectos a medio plazo. Estos planes incluyen la ampliación de plantas desalinizadoras y diversas concesiones de agua y transmisión en Brasil, proyectando alcanzar una capacidad agregada que, en cumple con las urgencias del sector hídrico que enfrenta retos significativos. También se contempla el financiamiento para proyectos energéticos selectos, cruciales para el crecimiento del negocio.
Cox, en su folleto informativo, hizo hincapié en que, a corto plazo, su prioridad será reinvertir los flujos de efectivo generados en el negocio y no tiene previsto distribuir dividendos en el transcurso de los próximos tres años. Así, el grupo aseguró que aún no se ha definido una política de dividendos y que, al término de ese periodo, se evaluará su viabilidad, dependiendo del rendimiento y las necesidades de financiación futuras.
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