HORNACHUELOS (CÓRDOBA), 13 Sep.
El Centro de Almacenamiento de El Cabril, ubicado en el término municipal de Hornachuelos (Córdoba) y gestionado por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), recibirá los residuos radiactivos de media, baja y muy baja actividad provenientes del desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos. Según fuentes de Enresa, se espera que estos residuos comiencen a llegar al centro a finales de 2024. La primera fase del desmantelamiento de Garoña, que está programada para durar tres años y comenzó oficialmente el pasado 19 de julio, generará aproximadamente 5.500 toneladas de materiales, de las cuales alrededor de 2.000 toneladas serán residuos radiactivos.
Estos residuos serán transportados a El Cabril para su almacenamiento, siendo aproximadamente 250 toneladas de baja y media actividad y 1.750 toneladas de muy baja actividad. El transporte se realizará por carretera, como es habitual, y se asegura su seguridad mediante la reglamentación, embalajes y vehículos certificados. Enresa destaca que, a lo largo de más de cuatro millones de kilómetros de experiencia, no se han registrado incidentes con implicaciones radiológicas.
Además de los residuos radiactivos, la primera fase del desmantelamiento de Garoña también generará 2.062 toneladas de "material desclasificable", que podrían ser potencialmente reciclables, y 1.691 toneladas de residuos de construcción y demolición convencionales, de los cuales se prevé reciclar aproximadamente 586 toneladas.
En cuanto a los residuos radiactivos de alta actividad, es decir, el combustible gastado, se extraerá de la piscina de la central y se almacenará inicialmente en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la central. Durante tres años, las actividades principales de la primera fase del desmantelamiento de Garoña incluirán la gestión del combustible gastado, la descontaminación de los principales circuitos radiológicos y el desmontaje de los grandes componentes del edificio de turbina, para que este tenga una nueva función de acondicionamiento de residuos.
La segunda fase del desmantelamiento, que está prevista para durar siete años, contempla actividades como el desmontaje de los grandes componentes, incluida la vasija y los componentes internos del reactor, la demolición de los edificios una vez eliminada su posible contaminación, y la restauración del emplazamiento.