Los arroceros de Sevilla celebran una prometedora cosecha tras dos años de dificultades y las recientes lluvias
Los arroceros de las marismas del Guadalquivir han comenzado con fuerza la cosecha esta semana, luego de permitir que el grano se secara después de las primeras lluvias de otoño. El presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Mauricio Soler, destacó que el año pasado no se pudo sembrar nada y el anterior solo se cultivó el 30% de las hectáreas disponibles debido a la falta de agua.
En cambio, este año ha sido distinto. Las lluvias de mayo permitieron a los arroceros sembrar el 68% de la superficie disponible entre finales de mayo y principios de junio. Esta siembra fue posible después de que la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir les otorgara dos tercios de la totalidad del agua máxima que podían obtener, es decir, 264 hectómetros cúbicos.
"Con 200.000 toneladas en la provincia de Sevilla, en ambas márgenes, al menos pagaríamos o cubriríamos los costos de producción del arroz", afirmó Soler en ese momento. Ahora, ha asegurado que las primeras lluvias de otoño han nivelado la cosecha, tanto en los arrozales tempranos como en los tardíos, y que ya está todo listo para la cosecha.
En cuanto a la humedad, un factor crucial en la recolección, Soler ha mencionado que el grano llega del campo con un grado de humedad de 17 y, luego de pasar por el secadero, se reduce a 14 grados, la humedad óptima para su almacenamiento.
En cuanto a la cantidad de kilos a ser cosechados, la incertidumbre persiste debido a que "las condiciones no han sido las mejores". "Hemos tenido un promedio de dos gramos de sal por litro en las zonas intermedias, situación que el arroz ha estado sufriendo toda la campaña. Además, estas lluvias y los vientos han provocado que parte de la cosecha caiga al suelo y, ahora, si está revuelto, la máquina no puede recogerlo con tanta facilidad", explicó. "Al menos esperamos poder cosechar lo suficiente para cubrir los costos y obtener ganancias", subrayó.
En cuanto al empleo, Soler señaló que, en una campaña normal, se alcanzan los 5.000 puestos de trabajo, por lo que en esta espera llegar a unos "4.000 y pico". "Aunque se haya sembrado el 68% de la superficie, todavía se necesita personal, ya sea para toda la tierra sembrada o solo para una parte de ella", detalló.
Además, el sector arrocero sevillano destaca su capacidad de devolver un 75% del agua que captan con materiales en suspensión, lo que los convierte en "un filtro del río". Además, contribuyen a la diversidad de flora y fauna en Doñana, siendo una importante despensa para la región.
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