JAÉN, 21 de diciembre. La Audiencia Provincial de Jaén ha dictado una sentencia severa al condenar a 17 años de prisión a un individuo de 36 años hallado culpable de asesinato con alevosía. El crimen se perpetró en febrero de 2021, cuando un sacristán fue asesinado a las puertas de la Iglesia de la Consolación, ubicada en Alcalá la Real (Jaén), en un acto que estuvo marcado por la mendicidad que el condenado ejercía en la zona.
El 5 de noviembre, el jurado llegó a un veredicto unánime, señalando que el ataque fue llevado a cabo de manera sorpresiva, dejando a la víctima sin posibilidad de defensa o escape. Esta decisión del jurado pone de manifiesto la gravedad del acto y la naturaleza alevosa del mismo, ya que el sacristán, que contaba con 53 años y padecía de cierto grado de discapacidad psíquica, no tuvo oportunidad de reaccionar ante la agresión.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press a través del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, confirma que el trastorno de la personalidad del acusado no le eximió de su responsabilidad criminal, ya que no alteró su capacidad para entender la ilicitud de sus actos ni su voluntad al ejecutar el ataque. Esta valoración es crucial para entender las implicaciones legales del caso.
Además de los años de prisión, la sentencia impone al condenado la obligación de indemnizar al hermano del fallecido con 40.000 euros, en un intento por reparar, aunque sea de manera limitada, el dolor irreparable causado por su acto violento.
El jurado respaldó en su veredicto las alegaciones del Ministerio Público, desestimando cualquier argumento de eximente o atenuante presentado por la defensa. Esto refleja un firme compromiso con la justicia en un caso que ha conmocionado a la comunidad local.
El conflicto se inició cuando el sacristán instó al acusado a cumplir con las normas sanitarias vigentes durante aquel tiempo y colocarse la mascarilla facial. Este simple recordatorio fue, según las pruebas presentadas, el detonante de una reacción violenta desproporcionada por parte del acusado, que lo confrontó en la misma iglesia, iniciando un ataque con múltiples golpes y puñetazos.
En medio de la agresión, el acusado sacó una navaja que había escondido entre sus prendas y procedió a apuñalar al sacristán en varias ocasiones, siendo estas heridas tan letales que resultaron en la muerte de la víctima. Los forenses determinaron que la causa del fallecimiento fue un shock hemorrágico-hipovolémico, consecuencia de cerca de una docena de heridas producidas por los ataques con el arma blanca.
La rápida intervención de la policía fue posible gracias a la descripción proporcionada por los testigos, quienes, tras presenciar la brutal agresión, facilitaron la detención del acusado, que desde entonces ha estado en prisión preventiva, a la espera del desenlace de su juicio. En enero de 2023 se extendió la prisión provisional, reflejando la complejidad y seriedad del caso.
Durante el juicio, los testigos relataron que el autor del crimen actuó con tranquilidad y solo detuvo su agresión tras ser advertido de que se llamaría a la Policía. Aseguraron que, tras el ataque, abandonó el lugar con calma, lo que añade un elemento inquietante a su comportamiento durante y después del crimen.
Con la condena de 17 años, el acusado acumula además otros casi dos años de prisión por un delito previo de apuñalamiento a un compañero de piso en 2019, castigo que se encontraba suspendido bajo la condición de no volver a delinquir en dos años, condición que claramente no cumplió. Esto pone de manifiesto un patrón de comportamientos violentos que han llevado a la justicia a tomar en cuenta su historial delictivo.
Es importante destacar que esta sentencia no es definitiva y el condenado tiene la opción de apelar ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, lo que añade una dimensión adicional a un caso que ha dejado una huella profunda en la comunidad y que plantea interrogantes sobre la violencia y la justicia en nuestra sociedad.
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.