Airbus ha alcanzado una magnitud sin precedentes en su cartera de pedidos, la más extensa registrada por cualquier firma occidental, según lo ha afirmado Francisco Javier Sánchez, presidente de la compañía en España, en un evento celebrado este viernes en Madrid.
Durante su intervención en un desayuno informativo organizado por el Nueva Economía Forum, Sánchez reveló que la empresa tiene pendientes la entrega de 8.600 aviones comerciales. Con el ritmo de producción actual, este formidable inventario podría tardar más de una década en ser completado.
El presidente de Airbus España analizó los impactos de la crisis provocada por la COVID-19, señalando que las empresas de la cadena de suministro han desarrollado una mayor sensibilidad ante eventuales contratiempos. A pesar de esta realidad, la demanda de billetes de avión ha mostrado un incremento significativo en los últimos tiempos.
Sánchez también abordó los desafíos asociados a los retrasos en la cadena de suministro y precisó que el 80% de la producción de Airbus depende de esta cadena. Esto implica que la fortaleza de la empresa está ligada al eslabón más débil, lo que subraya la necesidad de implementar medidas que garanticen la solvencia de todas las empresas colaboradoras y permitan anticipar problemas potenciales.
El directivo destacó que existen diversas estrategias a implementar para asegurar el bienestar de los proveedores. Sin embargo, la crisis sanitaria debilitó la infraestructura actual, lo que ha conllevado a una mayor vulnerabilidad en la cadena de suministro en su conjunto.
Airbus enfrenta ahora un importante desafío en lo que se conoce como 'ramp-up', un término que describe el incremento de la producción. El objetivo es encontrar la manera de cumplir con las entregas de aviones lo más pronto posible, mientras se trabaja en solucionar las dificultades de la cadena de suministro y se da paso a la innovación hacia aeronaves de cero emisiones.
En relación con esta innovación, Sánchez destacó el hidrógeno como la opción más viable para la construcción de futuros aviones que no generen emisiones de CO2. Sin embargo, el avance en esta dirección ha implicado un retraso en las metas previamente establecidas, que preveían el lanzamiento de esta tecnología para 2035.
El desafío que representa este cambio tecnológico es, según el directivo, comparable a la evolución misma de la aviación. Construir un avión propulsado por hidrógeno no solo implica retos tecnológicos significativos, sino que también involucra transformar todo el ecosistema que lo rodea.
Por esta razón, la empresa está en proceso de evaluar cómo los aeropuertos y otros actores del sector pueden prepararse para adaptarse a esta nueva tecnología, con el objetivo de avanzar de manera conjunta con los fabricantes.
Además, detalló que Airbus está reconsiderando las tecnologías fundamentales para el desarrollo de estos aviones, en los que ya han invertido cuantiosos recursos y tiempo. Aunque considera que la llegada de estos modelos podría postergarse entre cinco y diez años, mantiene su firme convicción de que el hidrógeno será el camino hacia el futuro de la aviación.
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