La comunidad ecuestre y cultural de Andalucía está de luto tras el fallecimiento de Álvaro Domecq Romero, a los 85 años, en la madrugada de este martes. Fundador de la Real Escuela de Arte Ecuestre de Jerez de la Frontera, su vida estuvo marcada por un profundo amor hacia el caballo, donde destacó como rejoneador, ganadero y ferviente defensor del majestuoso caballo andaluz. Además, se le recuerda por su innovador espectáculo titulado "Cómo bailan los caballos andaluces".

Como Hijo Predilecto de Jerez, su fallecimiento ha conmovido a la comunidad. María José García-Pelayo, alcaldesa de la ciudad, fue una de las primeras en rendir homenaje a su legado a través de un emotivo mensaje en sus redes sociales, donde expresó su afecto hacia la familia Domecq y subrayó la irreparable pérdida que representa su ausencia: "Hijo Predilecto de Jerez, Medalla de Andalucía, fundador de la Real Escuela, ganadero, rejoneador... vamos a echar muchísimo de menos a Álvaro Domecq Romero".

En su prolífica carrera, Domecq recibió una serie de distinciones que reflejan su impacto en la cultura andaluza. Fue honrado en 2024 con la Medalla de Andalucía a la Proyección de Andalucía y acumuló otros reconocimientos, como la Medalla de Oro de la Asociación de Escuelas Taurinas de Andalucía y el Premio del Clúster Turístico #DestinoJerez en 2018. Su labor fue reconocida al ser nombrado Embajador de la Provincia de Cádiz y recibiendo el prestigioso Premio Augusto Ferrer-Dalmau de la Academia de la Diplomacia.

Nacido en Jerez en abril de 1940, Álvaro comenzó su carrera como rejoneador en 1959 en la plaza de toros de Ronda, tomando la alternativa al año siguiente bajo la tutela de su padre, también rejoneador. Su carrera, que se extendió a lo largo de 25 años, estuvo repleta de triunfos tanto en España como en México, destacando su memorable salida por la puerta grande de Las Ventas en 1983. Durante la década de los 70, fue parte de la célebre generación conocida como los "Jinetes del apoteosis".

Además de su trabajo como rejoneador, Domecq se destacó en varias disciplinas ecuestres, logrando numerosos galardones en doma vaquera y clásica, así como en acoso y derribo. Como ganadero, su herencia se refleja en el famoso hierro Torrestrella, que crió en su finca Los Alburejos hasta 2020, consolidando su legado en el mundo ecuestre.

En 1973, fundó la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, una institución que se ha convertido en un ícono de la cultura ecuestre andaluza a nivel global. La creación de esta escuela fue impulsada por su deseo de elevar el arte ecuestre y, tras recibir el Caballo de Oro, organizó un espectáculo que capturó la esencia del baile de los caballos andaluces. Además, logró negociar con el Ministerio de Turismo la adquisición del antiguo Palacio del Duque de Abrantes, donde dirigió la institución durante más de 25 años, formando así una parte fundamental de la historia cultural de Jerez.