ALMERÍA, 22 de marzo.
En un doloroso veredicto, la Audiencia Provincial de Almería ha dictado una condena de 31 años y medio de prisión a un individuo que sistemáticamente agredió sexualmente a sus dos hijos y cuatro nietos a lo largo de más de una década. Este caso, que revela la magnitud del abuso en el entorno familiar, subraya la necesidad de una atención urgente hacia la protección de los menores.
El hombre, que admitió su culpabilidad antes de que comenzara el juicio y compensó a las víctimas, fue hallado culpable de seis delitos continuados de agresión sexual a menores de 16 años. El tribunal especificó que el acusado se aprovechó de su posición de autoridad para perpetrar estos actos, aplicando la influencia que su relación con los menores le confería.
En su fallo, la Sección Segunda del tribunal hizo hincapié en cómo el acusado abusó de la vulnerabilidad de sus víctimas y la diferencia generacional entre ellos. La decisión también destacó la "connivencia" que existía cuando permanecía a solas con ellos en el hogar, lo que facilitó el desenlace de los hechos delictivos.
A pesar de que se presentaron cargos adicionales relacionados con maltrato y amenazas, el tribunal determinó que estos se subsumían en los delitos sexuales cometidos, lo que refuerza la gravedad de las acusaciones iniciales.
Desde marzo de 2023, el acusado había estado bajo custodia tras ser denunciado, después de que se revelara que los abusos comenzaron cuando sus hijos adoptivos tenían apenas nueve años, cuando él los mantenía a solas y los manipulaba con promesas de juguetes y dinero.
Las agresiones aumentaron en frecuencia y gravedad a medida que el mayor de los hermanos se acercaba a la adultez, ocurriendo no solo en el hogar sino también en la empresa familiar, hasta que la víctima alcanzó los 21 años. En cuanto a su hija menor, la sentencia apunta a que las agresiones también se intensificaron en sus primeras etapas de desarrollo y eran acompañadas por el uso de la fuerza física para coartar su resistencia.
La sentencia también detalla la lamentable realidad de los abusos sufridos por los cuatro nietos del acusado, que comenzaron a sufrir agresiones entre los cinco y siete años de edad. El modus operandi del hombre incluía la manipulación en contextos familiares para acercarse a ellos, aprovechándose de su vulnerabilidad en actividades de ocio comunes.
El tribunal no solo documentó los hechos, sino que también reflejó el profundo impacto psicológico que estas agresiones han dejado en las víctimas, manifestándose en trastornos emocionales significativos, como ansiedad, depresión y sentimientos de culpa.
En la determinación de la pena, el tribunal consideró la atenuante de reparación de daño, que se presentó a través de una donación valorada en 400.000 euros, aceptada como indemnización por las víctimas.
Además de la condena de prisión, se establecieron 36 años de libertad vigilada y órdenes de alejamiento que oscilarán entre siete años y nueve meses a 16 años. Por último, se impuso una inhabilitación de más de 90 años para que el condenado no pueda trabajar o relacionarse con menores, asegurando que nunca más podrá ejercer su influencia sobre ellos.
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