SEVILLA, 19 de enero. Hoy, un gran número de habitantes de San Jerónimo y el Cerro se han manifestado de manera unida en un evento convocado por la Plataforma Vecinal de San Jerónimo y la Plataforma Vecinal Voces del Cerro. La marcha se llevó a cabo desde el Palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andalucía, hasta el Ayuntamiento de Sevilla. El motivo de esta movilización ha sido la oposición a la construcción de albergues en estos barrios, destinado a alojar principalmente a personas sin hogar, mujeres víctimas de violencia machista y trata de personas, así como a ancianos que han sido dados de alta en hospitales.
Los manifestantes han emitido un comunicado en el que critican al Gobierno andaluz por cofinanciar parte de la construcción de estos albergues. Acusan al alcalde José Luis Sanz, respaldado por la portavoz municipal de Vox, Cristina Peláez, de haber autorizado la continuación del proyecto y de haber decidido su ubicación en áreas que afirman perjudican la convivencia vecinal. Denuncian que este tipo de iniciativas no abordan las múltiples carencias que, según ellos, han experimentado tanto San Jerónimo como el Cerro.
Durante la concentración frente al Ayuntamiento de Sevilla, se leyó un manifiesto conjunto en el que quedó clara la determinación de los vecinos por seguir combatiendo estos proyectos. Aseguran que se movilizarán a través de diferentes vías, incluyendo acciones ciudadanas, medidas legales, y posibles bloqueos a las obras cuando éstas decidan comenzar.
Los organizadores han hecho hincapié en que es necesario "invertir en nuestros barrios" y han exigido que se escuchen sus demandas antes de llevar a cabo cualquier inversión. Han advertido que, si los planes para los albergues no son cancelados, la manifestación de hoy será solo el primer paso de una oposición más intensa en el futuro.
En su declaración, los habitantes acusan al alcalde Sanz de no cumplir con sus promesas de transformar estos barrios de un estado de abandono a uno que sea gestionado y seguro. Observan que la situación parece empeorar con el paso del tiempo y recuerdan que han pasado años, e incluso décadas, solicitando mejoras fundamentales para sus comunidades.
Entre las numerosas quejas, destacan que en la zona de La Bachillera los cables de alta tensión no han sido soterrados; el Monasterio de San Jerónimo permanece en un largo proceso de rehabilitación, mientras su entorno presenta un estado lamentable de abandono; no se programan eventos culturales significativos, y la supresión de servicios de salud, como pediatras, ha sido un golpe para los residentes.
Además, mencionan que en la zona de Su Eminencia no se ha erradicado la prostitución ilegal, y en Cerro-Amate se ha fallado en la construcción tanto de un aparcamiento en la Avenida de la Revoltosa como de un centro cívico en el barrio de Contadores. Asimismo, critican que no se ha implementado una línea de transporte que conecte El Cerro con el hospital Virgen del Rocío.
“Podríamos extendernos, ya que la lista de quejas es interminable y sigue creciendo”, afirman los organizadores de la manifestación. Subrayan que, a pesar de las numerosas solicitudes que no han sido atendidas, el alcalde no duda en imponer la ubicación de albergues que, según ellos, "no necesitamos, no queremos y no hemos solicitado". Resaltan que, aunque la existencia de albergues puede ser necesaria para algunos, su localización en estos barrios no responde a las necesidades de quienes se beneficiarían de ellos.
Desde la Plataforma Vecinal de San Jerónimo y la Plataforma Vecinal Voces del Cerro han criticado al alcalde por optar por modelos que segregan a las personas sin hogar, contraviniendo lo que propone el Pilar Europeo de los Derechos Sociales en materia de protección e inclusión social. “Es esencial ofrecer ayuda a estas personas, y es responsabilidad del Ayuntamiento hacerlo”, enfatizan, aunque reiteran que sus barrios no son los más idóneos para alojar estos centros.
Mencionan también que el enfoque Housing First en España puede reportar beneficios económicos, y detallan que su análisis muestra que esta alternativa tiene un costo similar al de los albergues, pero ofrece mejores condiciones en cuanto a estabilidad, calidad del alojamiento y asistencia personalizada para quienes lo requieren.
En consecuencia, rechazan la idea de “institucionalizar y segregar a las personas sin hogar” en barrios de bajos ingresos, con altas tasas de desempleo, una población envejecida en un estado de marginalidad, y servicios en declive. Insisten en que se deben atender problemas estructurales urgentes, como la construcción de bibliotecas, centros de participación activa para mayores, residencias, y la llegada de asistencia para dependientes antes de que sea demasiado tarde.
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