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Del Postigo resalta el papel clave del CAA en la colaboración para la alfabetización mediática: "Defendemos la democracia".

Del Postigo resalta el papel clave del CAA en la colaboración para la alfabetización mediática:

MÁLAGA, 30 de agosto.

El presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA), Domi del Postigo, ha enfatizado la importancia del organismo en la promoción de la alfabetización mediática. En una reciente entrevista con Europa Press, destacó que la labor del CAA va más allá de garantizar contenidos audiovisuales de calidad; se trata de un compromiso activo en la lucha contra la desinformación y en la defensa del derecho ciudadano a acceder a información precisa y verificable. “Nuestra democracia está en juego”, advirtió.

Creado en 2004, el CAA ha evolucionado para adaptarse al rápido avance tecnológico que ha transformado nuestra sociedad en un entorno digital, donde Internet y las redes sociales son predominantes, y ahora, la inteligencia artificial juega un papel creciente. “Hace dos décadas, no podíamos prever que tendríamos que abordar el fenómeno del ciudadano digital o vivir en una sociedad influenciada por la inteligencia artificial. Sin embargo, aquí estamos, y sin estos cambios, habríamos quedado atrás”, sostuvo Del Postigo.

El CAA realiza diversas actividades, que incluyen investigación, información, advertencias y la atención al público a través de la Oficina de Defensa de la Audiencia (ODA), además de gestionar quejas y denuncias. Actúa también como representante ante instituciones estatales y europeas, y cuando carece de poder sancionador, sirve de mediador ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), manifestó Del Postigo.

El presidente del CAA resaltó la creciente relevancia de Andalucía en los foros de regulación audiovisual y alfabetización mediática tanto a nivel nacional como internacional. La institución participa activamente en un Foro que lucha contra las campañas de desinformación dirigidas a la Seguridad Nacional, representando a los consejos autonómicos en el grupo de trabajo que impulsa la alfabetización mediática, coordinado junto a la CNMC.

Además, el CAA es miembro activo de la EPRA, la red europea de reguladores audiovisuales independientes, y lidera un grupo de trabajo sobre alfabetización mediática en el ámbito del Grupo de Autoridades de Supervisión para los Servicios de Comunicación Audiovisual (Gassca), donde colaboran comunidades autónomas como Cataluña y la Comunidad de Valencia. “Estos foros nos permiten aprender de las experiencias de otras autoridades y compartir nuestras propias prácticas”, explicó.

Del Postigo destacó que uno de los fundamentos de la estrategia del CAA es la colaboración en red. “Nada de esto tendrá sentido sin un enfoque colectivo”, reiteró. Para él, la alfabetización mediática debe ser un esfuerzo conjunto, dado que la desinformación y otros problemas relacionados no respetan fronteras. “Sería ineficaz que la Agencia Española de Protección de Datos implementara una herramienta de verificación de edad si no se aplica de manera coordinada a nivel europeo”, argumentó.

El CAA subraya que la alfabetización mediática debe abarcar distintos grupos demográficos. Es particularmente crucial entre los jóvenes, quienes, a pesar de su aparente habilidad digital, a menudo carecen de la capacidad crítica necesaria para evaluar la fiabilidad de la información que consumen. “No es suficiente con que sepan usar dispositivos; deben comprender las implicaciones de pasar tanto tiempo conectados”, enfatizó.

El desafío también afecta a los docentes, quienes necesitan capacitación actualizada: “La educación sobre medios que se enseñaba hace años se enfocaba en los sesgos de los medios tradicionales y la manipulación publicitaria. En el contexto actual, esas enseñanzas ya no son suficientes”, explicó Del Postigo, quien promovió la inclusión de estas competencias desde la educación primaria.

Además, el CAA se enfoca en la capacitación de los mayores, un grupo vulnerable debido a la brecha digital y la falta de habilidades críticas frente a la desinformación. Desde hace años, ha puesto en marcha el programa 'Mayores con Wi-Fi', en colaboración con las universidades públicas de Andalucía, como parte de sus aulas de experiencia.

“Al principio, el objetivo era facilitar el acceso a servicios básicos, como bancos o atención médica. Ahora, también es vital advertir sobre los riesgos en línea: asegurarse de tener un antivirus, no confiar en cualquier banner y reconocer que no toda la información que encuentran es cierta”, explicó Del Postigo, subrayando que “no se trata solo de enseñarles a navegar en Internet, sino de alfabetizarlos para que no caigan en engaños”.

El reciente marco legislativo en Europa también exige un refuerzo en la regulación. Del Postigo mencionó la entrada en vigor de la Ley Europea de Libertad de Información, así como regulaciones sobre inteligencia artificial y la DSA (Ley de Servicios Digitales), que requieren que los Estados actualicen sus legislaciones ante las ilegalidades en línea. “No sólo nos enfrentamos a los medios tradicionales, sino a usuarios que generan contenido que simula periodismo desde sus móviles. Debemos intervenir en ese ámbito”, advirtió.

Por último, Del Postigo mencionó el desafío de evaluar el impacto real de la alfabetización mediática. Aún no existen herramientas efectivas para medir el éxito de las iniciativas, pero están trabajando con investigadores y académicos para desarrollarlas. “Es esencial contar con estos instrumentos, no solo para validar resultados, sino también para evaluar su efectividad”, concluyó.

Con motivo de sus 20 años, el CAA se posiciona como una institución fundamental en la defensa de los derechos de los ciudadanos frente a la desinformación y contenidos nocivos en el ecosistema digital. “La transformación tecnológica es imponente y continuará. Debemos estar presentes, comprometidos con el servicio público y la protección de los derechos ciudadanos”, afirmó su presidente.

Del Postigo cerró con una advertencia: “La alfabetización mediática no debe subestimarse. Sin una ciudadanía capaz de distinguir entre información veraz y manipulaciones, y sin una sociedad que entienda cómo operan los algoritmos y las plataformas, corre peligro la propia democracia”.