En Almería, el pasado mes de agosto, el médico Rafael Piorno Fermoselle fue encontrado muerto en su casa de Aguadulce, en Roquetas de Mar. El principal sospechoso de su muerte es un agente de Policía Nacional que habría actuado bajo un plan preconcebido junto a su compinche para cometer un robo en la vivienda del doctor, al que conocía por ser paciente suyo.
Según la investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil, el policía, destacado en la Comisaría de El Ejido, habría liderado la operación en la que también participó el presunto autor material del homicidio, que tuvo lugar el 23 de agosto.
De acuerdo con las fuentes del caso, ambos sospechosos habrían llegado a la casa del doctor alrededor de las 15,45 horas, preparados para cometer un robo. Se sospecha que utilizaron la furgoneta de la pareja sentimental del policía, también investigada en el caso.
Los acusados habrían aprovechado que el doctor tenía en venta la vivienda, en la que también tenía su consulta, para visitarlo bajo la excusa de una posible compra. El presunto autor del crimen habría atacado al médico con un táser cuando este abrió la puerta, con la intención de inmovilizarlo.
El médico intentó defenderse con un cuchillo, pero fue apuñalado varias veces por su agresor en un forcejeo. Posteriormente, el agente de Policía habría ingresado a la vivienda de forma que no pudiera ser reconocido por el doctor, y ambos habrían maniatado a la víctima, que falleció poco después.
Tras el crimen, los sospechosos intentaron limpiar la escena y eliminar cualquier evidencia del delito, llevándose las prendas de ropa ensangrentadas. Abandonaron la vivienda en la furgoneta con los efectos retirados del crimen y se dirigieron a León al día siguiente.
Los sospechosos fueron detenidos y el juez ordenó su ingreso en prisión por los delitos de homicidio y robo con violencia. La pareja del agente de Policía fue puesta en libertad bajo investigación, al ser propietaria de la furgoneta. Durante los registros realizados, se encontraron diversos objetos relacionados con el crimen.
La investigación reveló que el agente conocía al médico fallecido y sus rutinas, así como su intención de vender la vivienda. El presunto comprador llegó desde León para participar en el robo. Ambos sabían cómo evitar ser detectados antes y después de los hechos.
Los detenidos intentaron ganarse la confianza del médico para llevar a cabo su plan. Tras el crimen, intentaron borrar cualquier conexión con la víctima. El cuerpo del doctor fue encontrado dos días después, maniatado y con heridas punzantes.
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