El 5 de noviembre, en Córdoba, se ha tomado una decisión crucial por parte de los trabajadores de Hitachi Energy: han decidido, en una asamblea, reiniciar la convocatoria de huelga indefinida, programada para el 13 de noviembre. Este movimiento surge tras la falta de avances en las negociaciones sobre salarios y condiciones laborales, que habían sido reactivadas después de que el sindicato decidiera suspender una huelga prevista para el 23 de septiembre. La nueva huelga se llevará a cabo a menos que la empresa cambie radicalmente su postura.

Según un comunicado del Sindicato de Industria de CCOO de Córdoba, es inaceptable que las inversiones realizadas en la fábrica de Hitachi Energy se financien a expensas de los derechos laborales. La dirección de la planta ha pretendido imponer una segunda escala salarial y una excesiva flexibilidad laboral de hasta 300 horas al año, lo que ha encendido las alarmas entre los trabajadores.

Agustín Jiménez, secretario general del sindicato, manifestó en una rueda de prensa que la intención siempre ha sido negociar. Ha subrayado que están abiertos al diálogo y a proponer mejoras, pero no en un clima de intimidación, que incluiría despidos y sanciones hacia miembros del comité de empresa. «No queremos un ambiente de miedo», afirmó.

A pesar de reconocer la importancia de las inversiones en la región, los trabajadores se niegan a aceptar cambios que degraden sus actuales condiciones laborales. Jiménez enfatizó que no están dispuestos a formalizar un acuerdo que implique renunciar a derechos ya establecidos.

El presidente del comité de empresa, Álvaro García Leiva, realizó una fuerte crítica a la empresa, recordando que se aprovechó una modificación del convenio para eliminar una cláusula de revisión salarial sin consultar a los trabajadores. Describió la postura de la compañía como algo que atenta contra los derechos adquiridos.

García Leiva también expuso su preocupación por la creación de una escala salarial diferenciada para los nuevos empleados, considerando que ya existía un sistema de salarios apropiado. Apreciaron las inversiones tanto de la empresa como del gobierno regional; sin embargo, alertaron sobre los sacrificios que están enfrentando los trabajadores a raíz de estas medidas.

En su intervención, el presidente del comité destacó que no buscan perjudicar la operación de la empresa, sino que desean fomentar un entorno de trabajo inclusivo para nuevos empleados, asegurando condiciones dignas desde el inicio. Criticó además los recientes despidos en la planta, especialmente cuando la empresa está solicitando que el personal trabaje en los fines de semana.

En el transcurso de septiembre, después de una serie de 38 reuniones y ante el estancamiento de las conversaciones, el comité de empresa, con el respaldo de los trabajadores, había decidido convocar una huelga. Sin embargo, decidieron dar un último intento de negociación, lo que resultó en una tregua de un mes. Esta tregua finalizó el 31 de octubre sin llegar a un acuerdo.

Tras una consulta a los trabajadores en una asamblea que tuvo que realizarse en un descampado debido a que la empresa no ofreció un espacio adecuado, se acordó reactivar la huelga indefinida, que se iniciará el 13 de noviembre, comenzando con una manifestación que marchará desde la Glorieta de Hiroshima y Nagasaki hasta el Ayuntamiento de Córdoba.

García Leiva expresó su frustración al indicar que actualmente hay un desacuerdo fundamental: mientras la empresa busca recortes, los trabajadores quieren avanzar y mejorar sus condiciones. «La empresa está generando beneficios y tiene contratos que se extienden hasta 2030», añadió, subrayando la paradoja de la situación actual.

Finalmente, tanto Jiménez como García Leiva hicieron un llamado a la responsabilidad y la necesidad de un diálogo sincero, subrayando que la meta es establecer un convenio moderno que no comprometa la calidad de vida de los trabajadores.