La exlíder de la Junta de Andalucía y actual senadora por el PSOE, Susana Díaz, ha compartido sus reflexiones tras la difusión de mensajes de WhatsApp que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo con el exsecretario de Organización del partido, José Luis Ábalos, en los que se mencionaba su figura. Díaz admitió haber pasado por un momento difícil y necesitar retirarse para tomar perspectiva; no obstante, aseguró que ha regresado a su compromiso político con una nueva serenidad. “La política sigue valiendo la pena”, expresó.
“Tuve que tomarme un respiro, alejarme unos días. A pesar de eso, sigo convencida de que la política es un ámbito noble y vale la pena. Hay aspectos oscuros y negativos que a veces dominan las noticias, pero no debemos olvidar lo valioso que es el servicio público”, señaló durante su intervención en los ‘Diálogos de la España Constitucional’, un ciclo de conferencias celebrado en Málaga.
Díaz reveló que la publicación de los mensajes afectó su estado emocional, pero reconoció que mirar al futuro es vital. "Si solo me quedara en lo que ha pasado, debería retirarme”, reflexionó. Al distanciarse de la situación, ha podido evaluar lo positivo y lo negativo de su trayectoria en política.
Desde la conclusión de las primarias del PSOE en Andalucía, Díaz se había cuestionado su lugar en la política. “Me tomó tiempo decidir que quería seguir en este camino. Mi vocación me impulsa a estar aquí, no busco una salida fácil, ni cargos temporales. Mi lugar está en la arena política”, comentó.
A pesar de que vivió momentos de duda, destacó el apoyo recibido de compañeros y adversarios. "El cariño que he sentido ha sido un combustible renovador para mí, volví con una calma renovada", compartió Díaz, quien reafirmó que su malestar previo era real y entendible. “Está claro que no me gustó la situación”, agregó.
La expresidenta enfatizó la importancia de practicar una política basada en principios y la realidad objetiva, evitando que sus experiencias personales distorsionen su análisis de la situación dentro del partido. “Debemos actuar de manera justa y coherente, siguiendo nuestros valores y lo que la ciudadanía espera de nosotros”, aseveró.
Al ser cuestionada sobre la democracia interna en el PSOE, utilizó el humor para desmarcarse pero no eludió el tema, argumentando que, aunque ha enfrentado dificultades, existen mecanismos para la participación que son mejores que los de otras formaciones. Aun así, reconoció que hay aspectos que le han decepcionado.
“Es esencial parar y reflexionar en momentos de confusión. Si decides seguir adelante, debe ser con ilusión y sin rencores. Quien no pueda dejar atrás lo negativo, no debería continuar", sugirió, subrayando que su carácter no acoge la amargura.
Cuando se planteó la posibilidad de asumir nuevamente un papel relevante en la política, reflexionó sobre sus acciones pasadas. “Todo lo que hice fue con la mejor intención. Hay un alto porcentaje de decisiones que volvería a tomar, pero tal vez las abordaría con más cautela”, expresó.
Reflejando su visión sobre el futuro del país, Díaz manifestó que considera un “horizonte complicado” para España, advirtiendo sobre el ascenso de ciertos partidos en Europa que amenazan la democracia. "No somos una isla; debemos estar atentos a lo que sucede en nuestro entorno”, enfatizó.
Díaz alertó sobre el riesgo que representa la falta de límites en la política y el daño que esto puede causar a las instituciones, resaltando un proceso de degradación en el debate político que impide el diálogo. “Los grandes partidos están rompiendo puentes y la polarización se adueña de la política”, expresó.
El diálogo sano en política se ha visto sustituido por una lucha desesperada entre ideologías opuestas, una tendencia que Díaz califica de preocupante. “Los políticos de hoy en día deberían encontrar una forma de comunicarse, incluso al diferir”, lamentó.
Considera necesario un cambio en la Ley Electoral, abogando por una segunda vuelta electoral que contribuya a reducir la influencia de la ultraderecha en Europa, y fortaleciendo el vínculo entre ciudadanos y representantes. "La elección debería estar en manos del pueblo, no en despachos”, cuestionó.
“Para frenar el impacto de líderes como Puigdemont, es crucial adoptar una reforma integral de nuestra Ley Electoral. Solo así empoderamos a los ciudadanos”, concluyó Díaz, percibiendo que el separatismo está perdiendo fuerza.
“Si el desafío son solo unos pocos asientos, entonces otorgar esa capacidad decisoria a las personas es la mejor solución. Esta democracia tiene ya más de cinco décadas y ha demostrado la capacidad de la ciudadanía para decidir por sí misma”, afirmó, dejando clara su postura ante el futuro político.
“Esto es aplicable tanto para Puigdemont como para Vox”, recalcó Díaz, quien también expresó su deseo de una mejor representación territorial en el Senado, que actualmente no cumple su función de voz de las comunidades autónomas, volviéndose “una mera cámara de segunda lectura”.
Finalmente, abordó la cuestión de la financiación autonómica y la disparidad que existe entre territorios, mostrando escepticismo respecto a la posibilidad de reformas en este ámbito y apostando por una solución de convergencia, rechazando cualquier modelo que proponga la ordinalidad.
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