TOLEDO, 15 de julio. La reciente publicación del Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que el Índice de Precios de Consumo (IPC) en Castilla-La Mancha experimentó un notable aumento del 2,1% en junio en comparación con el mismo mes del año anterior. Este incremento representa un ascenso de medio punto respecto a la tasa de mayo, reafirmando las preocupaciones sobre la inflación en la región.

Después de una breve disminución en mayo, la tasa interanual de inflación ha vuelto a encender las alarmas, mostrando que en términos mensuales, la región vio un aumento del 0,7% en junio. En lo que respecta al acumulado del año, el aumento totaliza un 1,9%, lo que continúa afectando el bolsillo de los ciudadanos.

Los sectores que más han resentido este aumento de precios son el de Bebidas alcohólicas y tabaco, con un incremento del 4,7% respecto al mismo mes del año anterior, seguido por Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que subieron un 3,6%. Los restaurantes y hoteles también vieron una subida similar, reflejando un encarecimiento en los servicios básicos y de ocio.

Por el contrario, algunos sectores han mostrado cierta resistencia a esta tendencia ascendente. En Transporte, los precios disminuyeron un 0,9% en términos interanuales, así como en Vestido y calzado, que bajaron un 0,8%. Estos datos podrían ofrecer un alivio temporal a los consumidores, pero la situación general sigue siendo preocupante.

A nivel nacional, el IPC también ha presentado una clara alza, con un aumento del 0,7% en junio respecto al mes anterior, elevando la tasa interanual al 2,3%. Entre las comunidades autónomas, Baleares, Euskadi y Extremadura lideran con las tasas más altas de inflación, mientras que Murcia, Canarias y La Rioja se presentan con cifras más moderadas.

Se ha observado que todas las comunidades han experimentado un aumento en la tasa interanual. Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura reportaron los mayores incrementos, mientras que Catalunya, Canarias y Madrid mostraron las tasas más bajas, lo que refleja una desigual distribución del impacto inflacionario en todo el país.