Este jueves, 6 de noviembre, el corazón de Madrid se llenó de tristeza y determinación cuando la familia de Sandra Peña se unió a una manifestación frente al Congreso de los Diputados. Este acto de protesta coincidió con el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, y reunió a numerosas familias que han perdido a sus hijos debido a esta problemática social. En medio de la movilización, se alzaron voces que denunciaron el "abandonamiento" sistemático por parte de las autoridades educativas.

Isaac Villar, tío de Sandra, quien se quitó la vida tras sufrir acoso escolar en Sevilla, subrayó la urgencia de no solo aumentar las penas para quienes acosan a menores, sino también de implementar medidas preventivas desde los centros educativos. "Es fundamental actuar antes de que se produzcan tragedias", expresó Villar. Lamentó que en el caso de Sandra no se siguieran los protocolos establecidos para abordar el acoso escolar, destacando que, aunque no se puede comprobar si su aplicación hubiese cambiado el trágico desenlace, al menos se podrían haber probado diferentes estrategias para mitigar el sufrimiento de la joven.

La protesta no solo contó con la compañía de la familia de Sandra, sino también de otros grupos de padres que han vivido la misma tragedia, incluidas las familias de Kira, Daniela, Dani y Alejandro, todos afectados por el flagelo del bullying. La presencia de estas familias, junto a colectivos sociales y víctimas de violencia escolar, reforzó la demanda de cambios urgentes en la legislación.

José Manuel López, fundador de la Asociación Trencats contra las Violencias en las Escuelas, expresó su frustración ante lo que considera un trato injusto por parte de las instituciones. “La Administración parece haber borrado de su agenda el bienestar de nuestros hijos, sumiéndonos en una sensación de abandono total”, manifestó en declaraciones a los medios.

La concentración fue convocada por la Asociación Trencats, cuyo objetivo principal es la implementación inmediata de una Ley Integral contra el Acoso Escolar. Esta ley debería garantizar los derechos de los menores en el ámbito educativo, salvaguardando su integridad y bienestar en las escuelas.

En esta lucha, López también advirtió sobre el aumento de casos de abusos sexuales entre menores de ocho a doce años, una situación que, según él, refleja un cambio alarmante en la sociedad. "Estamos entregando a nuestras hijas e hijos un acceso ilimitado a internet sin prepararles para los riesgos que ello conlleva, y estamos viendo las consecuencias drásticas de esta falta de preparación", lamentó.

Durante la manifestación, los asistentes sostenían retratos en memoria de sus hijos: un total de 18 vidas perdidas a causa de la violencia escolar. “El sistema ha fallado de manera sistemática, ocultando estos dolorosos casos y negando los recursos necesarios para su prevención”, señalaron los familiares, haciendo eco de un grito que no puede ser ignorado.

El padre de Kira subrayó la necesidad de contar con una figura independiente que supervise la implementación de los protocolos de acoso, enfatizando que mientras las escuelas sigan actuando como juez y parte, el riesgo de más suicidios permanecerá latente. “Sin cambios claros, la tragedia podría repetirse”, advirtió con un sentimiento de urgencia.

Tres años atrás, los padres de Kira entregaban más de 230,000 firmas en el Congreso para solicitar una ley que garantizara la protección de los niños frente al acoso escolar. Hoy, a cuatro años de esa petición, la asociación expresa su descontento por la falta de acción concreta: “En este tiempo, la lista de víctimas ha crecido, y solo conocemos algunos de sus nombres”, afirmaron.

Las familias han hecho un llamado formal para reunirse nuevamente con la ministra de Educación, Pilar Alegría, y con la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, buscando respuestas y planteando un diálogo que, según afirman, es urgente y necesario.

“¿Cuántas tragedias más deben ocurrir? No podemos permanecer en silencio ante la inacción del gobierno. Tres años sin respuesta son tres años de complicidad con el acoso”, clamó la asociación, exigiendo medidas inmediatas y efectivas que aseguren un entorno educativo libre de violencia, con responsabilidades claras y herramientas de protección para los menores.

El acto culminó como una demostración emotiva pero poderosa para visibilizar el sufrimiento que miles de menores enfrentan a diario en las aulas. El dolor de perder a un hijo no desaparece; se transforma y se transfiere a sus padres, que hoy se encuentran más decididos que nunca a luchar por un futuro sin violencia escolar. “El sistema aún no está a la altura, y necesitamos cambios concretos, no más promesas vacías”, concluyó el padre de Kira, con una firmeza que resonó en el ambiente.