La Audiencia de Sevilla responsabiliza al mantero por su ahogamiento y respalda la actuación de la policía.
La situación que rodeó la trágica muerte de Mamouth Bakhoum, un vendedor ambulante senegalés de 43 años, ha suscitado un gran debate y reflexión sobre la actuación de las fuerzas policiales. Recientemente, la Audiencia de Sevilla rechazó el recurso presentado por la familia de Bakhoum, quien falleció ahogado en el río Guadalquivir tras intentar escapar de la policía debido a la irregularidad de su actividad comercial. La decisión sigue la línea de la investigación previa, que encontró que la intervención policial fue apropiada y que la fatalidad se produjo como resultado de las acciones del propio Bakhoum.
De acuerdo con un fallo emitido el 15 de julio, la Sección Tercera de la Audiencia validó los argumentos del Juzgado de Instrucción número 17 que, tras analizar un informe de autopsia y las diligencias investigativas, determinó que no había pruebas suficientes que justificaran la acusación de un delito relacionado con la muerte de Bakhoum. La Audiencia subraya que todas las actuaciones, desde la recopilación de testimonios hasta las grabaciones de cámaras de seguridad, apuntan a una conclusión similar.
La controversia se intensifica cuando la Federación de Asociaciones Senegalesas de Sevilla rechaza la visión limitada de la investigación. La organización ha señalado que, a pesar de que las evidencias fueron proporcionadas principalmente por la Policía Nacional y Local, no se consideraron en profundidad las acciones de los servicios de emergencia y bomberos, quienes tardaron casi una hora en llegar al lugar del incidente. Esto ha llevado a cuestionar la integralidad de la investigación y la respuesta ante la emergencia.
El relato judicial detalla que, alrededor de las 16:00 horas del 29 de diciembre de 2024, Bakhoum fue visto en el muelle de las Delicias con varios paquetes, cuando agentes de la Policía Local decidieron seguirle. Al darse cuenta de que lo estaban persiguiendo, Bakhoum se acercó al río y, a pesar de las advertencias de los policías, se desvió hacia el noray de amarre, hecho que llevó a su caída al agua.
Según el informe, tras la caída de Bakhoum, dos oficiales se lanzaron al río para intentar rescatarlo, pero los esfuerzos fueron en vano. Los bomberos llegaron más tarde y, aunque realizaron maniobras de reanimación, no lograron salvarlo, encontrando su cuerpo finalmente una hora después del incidente.
La Audiencia reafirma la postura del Juzgado, afirmando que no hay indicios de homicidio imprudente por parte de los agentes. El tribunal destaca que la conducta de los policías no implicó excesos; se limitaron a rodear a Bakhoum y aconsejarle que se mantuviera tranquilo. La caída y la posterior ahogamiento resultaron de las decisiones de Bakhoum en un momento de pánico y desesperación.
El fallo concluye que el comportamiento de Bakhoum, al ignorar los consejos de la policía y optar por aferrarse al noray, fue el principal factor que llevó a su fatal desenlace, y no una acción provocadora por parte de los agentes. Este trágico suceso pone de relieve la necesidad de un análisis más profundo sobre cómo se manejan las situaciones de emergencia y el impacto que las intervenciones policiales pueden tener en las comunidades más vulnerables.
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