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"Doñana 2024: un verano extremo marca un histórico descenso en aves acuáticas"

SEVILLA, 31 de enero. En un contexto ambiental que se vuelve cada vez más preocupante, la Infraestructura Científica y Técnica Singular - Reserva Biológica de Doñana (ICTS-Doñana), perteneciente a la Estación Biológica de Doñana - CSIC, ha emitido un firme aviso sobre el estado del parque natural. Según sus registros, el año 2024 ha sido catalogado como uno de los más secos y calurosos en la historia reciente de Doñana, lo que ha tenido un impacto negativo alarmante en las poblaciones de aves acuáticas invernantes, alcanzando, lamentablemente, un nuevo mínimo histórico durante esta temporada invernal.

Durante la presentación del informe titulado 'Estado de la biodiversidad en Doñana' para el año 2024, se ha evidenciado que las marismas de la reserva apenas han estado inundadas 35 días, lo cual es excepcionalmente bajo. La laguna de Santa Olalla, la más grande del parque, ha registrado su tercer secado consecutivo en octubre, algo que pone de manifiesto la tendencia alarmante de desecación en el área.

Además, las escasas precipitaciones y las altas temperaturas persisten en la región. En el ciclo hidrometeorológico más reciente (2023-2024), las lluvias alcanzaron un total de solo 434,4 mm, lo que representa un descenso con respecto a la media histórica que ronda los 530 mm. Esta situación se ha mantenido por doce años consecutivos. Aunque el otoño fue más seco que otros años, el invierno y la primavera presentaron niveles de precipitación algo más altos, sin que esto resulte suficiente para revertir la preocupante tendencia general.

Aún con cierta mejoría en la precipitación comparado con los ciclos secos previos (2021-2022 y 2022-2023), los expertos advierten que estos aumentos son insuficientes y no deben ser interpretados como un signo de recuperación hidráulica en Doñana. Con una temperatura media que alcanzó los 18,79º, este año se posiciona como uno de los más cálidos, justo detrás del año anterior.

La notable escasez de lluvias ha resultado en un incremento del tiempo de inundación en la marisma, que apenas ha llegado a 35,82 días, aunque esto representa un leve aumento respecto al año anterior. Sin embargo, esta cifra dista mucho del promedio histórico de 62,75 días, evidenciando un déficit preocupante. Las aguas subterráneas también han mostrado un comportamiento alarmante, con métricas que indican un descenso constante del nivel freático desde 2020, alcanzando una disminución promedio de 1,61 metros en cuatro años.

El informe también establece que nunca antes se había experimentado un nivel de desecación tan severo en Doñana, ni siquiera durante las sequías extremas de las décadas de 1990 y 2000. Lagunas significativas como la laguna Dulce y la laguna de Sopetón también han presentado sequías recurrentes, lo que agrava la situación ecológica del área.

En otro aspecto relevante, se ha informado que el censo de aves realizado en enero de 2024 reveló una alarmante cifra de tan solo 43.989 aves, la cifra más baja registrada en toda la historia para este mes. A pesar de que durante más de 50 años, en solo cuatro ocasiones se ha registrado una población de aves por debajo de 100.000, este año enfrentamos una situación sin precedentes.

Los datos de enero coinciden con lo que tradicionalmente se considera el pico máximo de aves acuáticas en la temporada; sin embargo, este año no ha seguido este patrón, ya que el mes de noviembre de 2023 reportó 79.186 aves, un dato que se posiciona como el segundo más bajo de la serie histórica. Estas cifras tan desalentadoras se explican en gran medida por la insuficiencia de precipitaciones durante el otoño y los primeros meses del invierno, dejando pocas opciones de refugio para las aves.

La llegada de algunas lluvias a principios de primavera permitió recuperar parcialmente las marismas, coincidiendo con la época de reproducción. Aunque esto resultó en una ligera mejora en las condiciones hídricas y la disponibilidad de alimento, el éxito reproductor de las aves fue globalmente bajo, dado el rápido secado de las marismas y las altas temperaturas que se registraron en el periodo.

Especies como el ánsar común han sufrido en gran medida, alcanzando cifras históricamente bajas, con tan solo 4.337 ejemplares invernantes. Este alarmante escenario se extiende a otras especies, siendo evidente la afectación de las poblaciones de galápago europeo y galápago leproso, ambas catalogadas como casi amenazadas. El galápago europeo ha presentado una tendencia negativa marcada, y en 2024 no se ha detectado en las localidades muestreadas.

El seguimiento de plantas también arroja resultados preocupantes. La chicoria hueca, considerada en peligro de extinción, no ha sido detectada en seis de sus 23 localidades históricas, sufriendo una fuerte presión por parte de los herbívoros que afectan su supervivencia. El milano real, otra especie en peligro, ha visto su número descender también a niveles alarmantes, con solo 85 ejemplares en 2024, la cifra más baja de la historia.

El aguilucho lagunero occidental refleja una clara tendencia a la baja, con ausencia de parejas reproductoras este año. La población de conejos también se ha visto afectada negativamente, manteniendo una tendencia a la baja desde 2013. Además, durante 2024 se han detectado tres nuevas especies de plantas invasoras en el Espacio Natural de Doñana, que amenazan con alterar aún más el ecosistema local. La Bacopa rotundifolia, Asparagus asparagoides y Oenothera drummondii son algunas de estas especies, y se ha advertido que su proliferación representa un riesgo significativo para la biodiversidad de la región.

Asimismo, la llegada de la hormiga argentina, una de las especies invasoras más dañinas del mundo, ha puesto en jaque la flora y fauna autóctona de Doñana, afectando sus delicados ecosistemas. Los datos ofrecidos en este informe subrayan la urgencia de tomar medidas para mitigar el impacto del cambio climático y la intervención humana en un entorno tan frágil como es el Parque Natural de Doñana.