 
                                        La central térmica Litoral de Endesa, ubicada en Carboneras, Almería, ha llevado a cabo la última explosión programada en el marco de su proceso de demolición, que comenzó a finales de 2021 y está orientado hacia la eliminación de sus instalaciones existentes.
En un comunicado oficial, la empresa ha afirmado que esta acción se alinea con su compromiso por promover la "transición energética y la descarbonización". Se proyecta que la culminación de esta labor se complete para el año 2026, junto con el desarrollo de nuevos proyectos industriales que busquen generar oportunidades, captar inversiones y revitalizar la economía local.
La explosión tuvo lugar en la nave de tolvas, que albergaba depósitos para el almacenamiento de carbón. Esta edificación, que medía 180 metros de largo, 57 de alto y 21 de ancho, estaba sostenida por 60 pilares y pesaba alrededor de 12.200 toneladas.
Para esta demolición se usaron 550 kilos de dinamita distribuidos en 140 explosivos y 316 detonadores conectados a un cordón de 100 metros. La estructura fue derribada lateralmente, lo que resultó en la generación de 7.500 toneladas de residuos metálicos que se retirarán gradualmente, asegurando que más del 90% de ellos sean recuperados y valorizados.
Endesa ha subrayado que su enfoque hacia esta gestión está integrado dentro de su plan de economía circular, destacando que el desmantelamiento actual ha logrado la meta de residuos cero, como ya se evidenció en el manejo de más de 100.000 toneladas hasta septiembre.
Uno de los pilares para alcanzar este objetivo de residuo cero es la donación de materiales reutilizables a entidades públicas y privadas tanto en Almería como en el resto de España. Hasta ahora, se han donado más de 6.000 artículos que, tras haber sido parte de la central durante 40 años, ahora tienen un nuevo destino.
En la actualidad, queda por llevar a cabo la demolición mecánica de la nave de tolvas y del parque de carbón, además del desmantelamiento de elementos más pequeños en áreas periféricas de la instalación, así como el picado y nivelación de los terrenos que se transformarán para dar paso a nuevas actividades.
El desmantelamiento de la central Litoral cuenta con un equipo de expertos especializados, y Endesa ha colaborado con la UTE Lecalde, integrada por la firma almeriense Caldererías Indálicas y la empresa vizcaína Lezama Demoliciones, que se especializa en desmantelamientos industriales. Durante los "momentos de máxima actividad", el equipo ha alcanzado más de 180 personas trabajando simultáneamente.
El compromiso social de Endesa ha llevado a que más del 70% de los 140 trabajadores implicados en esta fase de desmantelamiento sean excontratistas de la empresa o residentes en Carboneras y sus alrededores, contribuyendo así a la reactivación económica de la región.
Para fomentar la contratación local, la compañía ha ofrecido cuatro cursos sobre Prevención de Riesgos Laborales específicos para trabajos en desmantelamiento, beneficiando a aproximadamente 143 personas. Además, se han promovido seis talleres enfocados en la construcción, operaciones y mantenimiento de instalaciones renovables, capacitando a más de 160 individuos de la zona de Carboneras en un sector donde la formación de mano de obra especializada sigue siendo esencial.
Desde la empresa destacan que estas iniciativas son un reflejo de su compromiso con una transición energética justa, orientada a generar empleo y oportunidades sustentables, con la vista puesta en impulsar nuevas iniciativas para 2026 en sectores con alto potencial de crecimiento.
Simultáneamente con el avance del desmantelamiento, cuya finalización se prevé para 2026, Endesa está explorando nuevas oportunidades industriales para el futuro de los terrenos de la central. En 2021, lanzó un concurso internacional para identificar proyectos innovadores en esta área.
Como resultado de esta convocatoria, se seleccionaron varios planes que han pasado por un proceso de aprobación por parte de la Universidad de Almería, el Ayuntamiento de Carboneras, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Transición Ecológica. Estos proyectos industriales están en desarrollo y tienen el potencial de movilizar inversiones de hasta 600 millones de euros y crear más de 200 empleos directos.
Uno de los proyectos ya en marcha es Algavillage, una planta innovadora para la producción de microalgas de la empresa Biorizon, que surgió como un piloto en la instalación y ha logrado posicionarse y expandir su actividad en Carboneras.
Además, se están gestionando otros proyectos de acuicultura que podrían posicionar a Andalucía como un referente internacional en este ámbito. Entre ellos se destaca el proyecto CMX Litoral, liderado por Cooke España, que transformará parte de las instalaciones de la central en un centro integrado de acuicultura.
Otro de los proyectos que avanza es una 'hatchery' para la cría larvaria de seriola, impulsada por la empresa holandesa Ocean Aquaculture, que se especializa en el desarrollo de proyectos de acuicultura a nivel global. Este plan también incluye el transporte de los alevines a plataformas 'offshore' para su engorde y posterior comercialización, y está en la fase final de obtención de permisos para su instalación en terrenos de la central.
Otros dos planes están en las etapas iniciales de tramitación de permisos y autorizaciones, entre los que se incluyen la producción de combustibles renovables, vital para la transición energética, así como la construcción de una planta desaladora que facilitará el desarrollo industrial sostenible propuesto.
Este impulso económico se verá complementado por el fomento de nuevos proyectos renovables en esta zona de transición justa, que proporcionarán energía sostenible a estas nuevas industrias, gracias a los concursos de capacidad que están programados.
La suma de todos estos proyectos, además de otros que están en distintas fases de tramitación, transformará la realidad de Carboneras, apoyándose en un consenso institucional y social, y representando el legado de Endesa tras 40 años de operación, marcando el comienzo de una nueva era de transición energética justa. Este modelo busca integrar la reindustrialización sostenible, la economía circular y la innovación para generar empleo y desarrollo en la comunidad.
La central térmica Litoral fue concebida en el contexto del Plan Acelerado de Centrales de Carbón de 1979, diseñado para satisfacer las crecientes necesidades eléctricas de España en ese período de expansión económica.
La instalación abarcaba una superficie de 1.788.547 metros cuadrados en el municipio de Carboneras, y contaba con dos grupos de generación que sumaban una capacidad total de 1.159 megavatios. Cada uno de estos grupos incluía una caldera, una turbina y un alternador, constituyendo el núcleo operativo de la planta.
A lo largo de su trayectoria, la planta generó más de 180.000 GWh, equivalente al consumo eléctrico de Andalucía durante más de cuatro años. En 2014, se realizaron mejoras medioambientales que la posicionaron como referente tecnológico a nivel global, según han destacado desde la empresa eléctrica.
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